El conocido sitio web InterNations, en el marco del Expat Insider 2016, realizo una encuesta a más de 14.000 personas de 174 nacionalidades diferentes, residentes en 191 países, revelando las opiniones de expatriados en diferentes aspectos de la vida cotidiana.
Entre estos aspectos se midió la facilidad para establecerse en un nuevo país, siendo uno de los factores a considerar el carácter amigable de la población.
De todo el continente americano, chile fue señalado como el menos amigable, ocupando el lugar número 57 entre los países estudiados.
Los resultados, mostraron a Taiwán, Uganda, Costa Rica, México, Colombia, Omán, Filipinas, Nueva Zelanda, Vietnam y Portugal como los países más amigables del mundo. Al contrario, como menos amigables, fueron señalados Suiza, Dinamarca, Arabia Saudí y Kuwait.
El siguiente mapa elaborado por la web Indy 100, ilustra los resultados, donde los países señalados en rojo ocupan los últimos lugares.
Y claro….
El estudio no aclara que, el chileno se ha vuelto hostil con la inmigración, no por racismo, ni xenofobia sino por la política de puertas abiertas que vienen practicando continuamente los cuatro últimos gobiernos de Chile.
El pueblo chileno no está en contra de la inmigración. Está en contra de la manipulación política de la inmigración ilimitada de personas muy pobres y de cultura muy baja que, van a engrosando la fila de los pobres. Queremos una inmigración ordenada y una inmigración profesionales que necesite el país. No necesitamos delincuentes, ni narcotraficantes, ni sidosos, ni activistas chavistas que vienen a desestabilizar al país por efecto de la envidia del “inmigrante escorpión”, es decir del inmigrante que dice que si mi país está jodido vengo al tuyo para jodertelo y así me sirve para consuelo de mi orgullo patrio. Pues, esto es precisamente lo que están haciendo ciertos inmigrantes peruanos y venezolanos en Chile: actividades políticas en favor de la causa mapuche y desestabilización política de la nación. Por otra parte, nuestra sociedad no tiene obligación de asumir la caridad ajena que le corresponde al gobierno de Venezuela o a la izquierda internacional que apoya a Maduro que, deberían hacerlo con sus recursos, pero no a costa de los recursos de Chile o de afectar directamente al estado de bienestar de nuestra nación que hemos logrado con mucho esfuerzo y tiempo. El caso del pueblo venezolano es vergonzoso porque ellos no son refugiados de guerra o refugiados de una catástrofe natural, sino que emigrantes de su propia ignorancia y estupidez puesto que, ésta misma sociedad se metió en la boca del lobo comunista al elegir electoralmente al modelo socialista durante muchos años hasta que el sistema reventó y aquí pretenden hacer lo mismo porque sigue siendo de mentalidad comunista. Tampoco nos interesa que aquí en Chile, una vez asentados y con derecho a voto decidan el destino político de Chile en favor de ideologías similares al chavismo para que nuestra patria se convierta en otra Venezuela o Chilezuela. Por eso, la izquierda y la derecha globalista aliada de la ONU quieren forzar una inmigración que el país no quiere ni necesita. Además, hasta ahora, Chile había eliminado la extrema pobreza y había reducido en máximos históricos la pobreza, pero con estas políticas de inmigración forzada de haitianos se pretende crear una nueva clase baja y negra para revivir la caduca bandera de lucha de la izquierda que es la pobreza, pero ahora con el elemento racial para que dentro de 30 o 40 años crear una nueva lucha de clase entre blancos ricos y negros pobres. Malditos sean los traidores de la patria y que el KARMA les devore por servir a los demonios del odio. Pues, está política de puertas abiertas genera confusión, conflictos y odios de toda clase. Sólo una inmigración útil y controlada mantiene la cortesía entre los pueblos y razas.